Sus ancestros llegaron hace más de 80 años buscando un lugar donde pudieran vivir en paz. Pero la selva fue cayendo a la par de las quemas de los colonos. Luego, la guerrilla quiso imponer normas a quienes ya tenían, a sus jaibanás los asesinaron y la selva enfermó. Hace algunos años llegaron los paramilitares para controlar y explotar todos sus recursos y hoy piden permiso para estar en su propia casa, cercados. Aún así, los y las Emberas Eyabida de Chidima Tolo resisten culturalmente.